5 consejos para el V concurso "Tono Escobedo"
Por 5º año consecutivo lanzamos nuestro concurso literario, con el que los autores pueden verse publicados en un libro. Esta experiencia nos permite recolectar algunos consejos que, finalmente, descifraremos a continuación.
PLAZO MÁXIMO: 15-07-2017 TEMA: las 7 notas del musicales (a escoger una) Extensión: 200 palabras Los mejores relatos se publicarán en un libro en papel |
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Este certamen tiene una doble funcionalidad: por un lado recordar el nombre de Luis Antonio Escobedo (‹‹Tono Escobedo››), y por otro el de promover la cultura y a los autores nacionales.
El concurso va dirigido a aquellas personas que amen la literatura, les motiven los retos, y sientan la creatividad y el fuego palpitante en su mundo interior. Si eres una de esas personas, los siguientes consejos van para ti:
1. Elegir un buen tema
Cada autor puede elegir uno de entre los siete temas propuestos, que este año son las 7 notas de musicales. Éstass son:
DO | |
RE | |
MI | |
FA | |
SOL | |
LA | |
SI |
En tus manos queda la decisión, la cual dependerá mucho de tus motivaciones e inspiración. Sin lugar a dudas, el tema de este año es el más abstracto hasta el momento, lo cual tiene sus puntos fuertes y débiles: por un lado es más dificil inspirarse en una nota para escribir un relato; pero por otro, cuánto más abstracto es un tema, mayor abanico de posibilidades ofrece para las almas creativas.
En realidad, ni siquiera hace falta mencionar a la nota durante el relato. Basta con escribir el tema del relato tras el título del mismo.
2. Ser creativo al relacionar el relato con el tema
Una vez elegido el tema, una de las claves para realizar un relato sobresaliente será tu habilidad para relacionarlo con el propio tema. Y aquí es donde comienza a entrar en marcha el proceso creativo duro.
Los relatos pueden estar relacionados con las notas a través de algún juego de palabras. Por ejemplo, el mítico Dodo (ese ave extinto en Australia) podría considerarse como una corchea (do-do). También puede hacerse alguna relación entre cualquier suceso de la vida diaria y su sonido. Por ejemplo, la lluvia en re de un día apático, el estruendoso mi de un beso sin amor, el la sostenido de los gritos de un bebé, etc.
La creatividad que demuestres al relacionar tu relato con el color será uno de los elementos que destaque tu narrativa. A veces puede ser una relación sorprendentemente indirecta, o incluso totalmente oculta hasta la frase previa al punto y final. En realidad, ni siquiera hace falta mencionar a la nota durante el relato. Basta con escribir el tema del relato tras el título del mismo.
¿Eres capaz de recrear música con tus letras?
3. Elegir un buen título
Lo primero que leen los ojos de un jurado será el título de tu relato. ¡Y posiblemente ya sabrás de la importancia de las primeras impresiones!
Un relato de la categoría Re, por ejemplo, que sea titulado ‹‹Re››, lo más que provocará será el arqueamiento de una ceja.
Todo lo contrario, el título es la primera bala de que dispones. Y teniendo en cuenta que el número de palabras máximo de que dispones son doscientas, más te valdría no desperdiciarla.
(NOTA: la extensión máxima de los relatos es de 200 palabras, sin incluir el título)
4. Hacer valer las 200 palabras de la extensión máxima aceptada
El autor de una novela tiene muchos trucos con que conquistar el corazón de su lector. Tal vez el protagonista de su historia no es demasiado carismático, pero los secundarios son fascinantes; tal vez la trama principal está demasiado estirada, pero las sub-tramas son adictivas; tal vez tiene capítulos donde la narración no está demasiado pulida, pero el principio y el final de la novela están narrados de forma sublime.
Y tú tienes 200 palabras.
Únicamente tienes una oportunidad con que llegar al corazón del lector. Como la poesía, el microrrelato es una obra para ser leída de un golpe, y se ve sometido a una estricta dieta donde no puede permitirse una sola palabra que no sea genial.
No puedes colar un capítulo aburrido y que el resto de la historia se mantenga a flote. No puedes entretenerte con ingeniosas subtramas. No puedes aportar una variedad de personajes secundarios para hacerlos objeto de las simpatías del lector, ni tan siquiera extenderte varios párrafos en alguna profunda reflexión existencialista que no venga al cuento.
El microrrelato juega todas sus cartas a su mejor personaje —si lo tiene—, teniendo que caracterizarlo con muy pocos elementos significativos. Si utilizas algún tipo de trama, ésta se centra en el clímax. Y, a veces, lo único que contiene es una descripción de un pensamiento o de una situación, una esencia captada por medio de la sensibilidad.
En este concurso literario tienes la obligación de transmitir toda la chispa de tu genio en una única llamarada fugaz.
5. Subtexto
El subtexto es información invisible. Es, a decir verdad, lo que queda en el espacio blanco entre dos líneas.
A menudo un relato no tiene fuerza únicamente por lo que dice, tanto como por lo que sugiere. Hay relatos que golpean los sentidos del lector, como si de un platillo metálico se tratasen, que incluso días después de su lectura siguen resonando con la vibración de aquel empuje.
Cuando el concurso propone un encorsamiento tal, como lo es el límite de 200 palabras, entonces incluso los espacios en blanco han de convertirse en tus aliados.
Desde defotoLibros te deseamos el mayor de los éxitos en tu proceso creativo, y lo que es más: que disfrutes siendo literatura. Y así, queremos finalizar este artículo compartiendo algunos de los relatos más llamativos de las anteriores ediciones. ¡Quién sabe dónde se esconde tu musa!
2013. I CONCURSO ‹‹TONO ESCOBEDO›› DE RELATOS BREVES
LOS 7 PECADOS CAPITALES
SOBERBIA
Diga usted lo que quiera y hágalo en la forma que le plazca, atiple la voz o aclare la garganta, señale con el dedo o agite el puño en señal de amenaza que, por mucho que se empeñe en juzgarme de forma lamentable, por mucho que desee que el relato que ahora lee acabe en el olvido de los peores textos que jamás se han escrito, por mucho que se empeñe Señor Juez, este es el relato breve más sorprendente y atrevido que nunca ha visto.
O acaso, ¿no se ha visto sorprendido por lo directo del lenguaje, el ritmo intrépido en mi estilo y la variedad de este trabajo? Seguro estoy de que ha visto, con sorpresa, que se confunde en mí el tema con el texto, que se aúnan ante él contradictorios sentimientos que vacilan entre el desprecio y el reconocimiento y, al final, resulta atractiva mi lectura y patética la petulancia del autor.
Eso es cierto, más no se olvide que fue suya la idea de mentar a los pecados capitales y, entre ellos, me encuentro yo. ¡Llámelo como quiera!, que en mi osadía siempre han dicho que última muero yo tras la muerte de su propietario.
Vicente Boado Quijano. Ganador absoluto del concurso.
2014. II CONCURSO ‹‹TONO ESOCBEDO›› DE RELATOS BREVES
LAS 7 ARTES UNIVERSALES
LA SINFONIA DE LA VIDA
El auditorio, envuelto por el silencio, esperaba el comienzo de la nueva sinfonía compuesta y dirigida por el prestigioso director de la Royal Concertgebouw Orchestra.
El alla breve introducía los violines tímidamente, para después ir in crescendo, al ritmo que marcaba la batuta, rememorando sus actos más ignominiosos en busca de la perfección del sonido capaz de provocar una catarsis musical. El intestino resultó ser la mejor elección para dar vida a aquel preludio de su obra magna, a través de la elaboración de sus cuerdas.
Con el ternario, entró la percusión. El tejido estomacal sirvió para confeccionar el parche de aquellos timbales y panderetas que retumbaban como el rítmico latido de un corazón, marcando la pauta de unas notas dispersas en el aire, dando vida a una sinfonía nacida de la propia muerte.
Convulsamente marcó el cuaternario introduciendo la sección de viento: cartílago y polvo de hueso de falanges, dieron forma a las boquillas, que transformaban el aire en la más pura expresión, casi libidinosa, del sonido, acercándole al éxtasis con cada movimiento.
El director, con su cetro labrado en marfil dental, disfrutaba consciente de lo que estaba ofreciendo a aquel auditorio que se erigía sobre una fosa común.
Sonia Córdoba Miralles y Alberto Valverde Martin. Ganadores absolutos del concurso.
LA CIUDAD DORMIDA
La noche que te perdí llovía lánguidamente; vaho en los cristales, música de Wagner y mi pincel robando el blanco a un lienzo inmaculado. Nuestra ropa en el suelo, la silla, la mesa de trabajo… Tu cuerpo desnudo recostado en el diván, iluminado tenuemente por una tímida luz de gas.
Creía en ti. Eras mi musa, mi inspiración. Y tú confiabas en mí. Por eso dejaste que, en una pausa intencionada, colocara alas en tu espalda, entre susurros, caricias y besos. Luego encendí dos pitillos y me acompañaste hasta la ventana.
No esperabas que te arrojara al vacío oscuro y frío de la noche, ¿verdad?
Yo sólo quería que volaras para mí. Pero caíste. Te quebraste en el pavimento como una muñeca de porcelana. ¡Qué gran decepción! Sólo eras una mujer de carne y hueso, un boceto, una farsa que ha dejado un corazón vacío, el mío, y mi estudio sumido en el silencio de las noches yermas, un desierto al mediodía…, una ciudad dormida.
Manuel Pérez Recio. Ganador de la categoría ‹‹Pintura››
2015. III CONCURSO ‹‹TONO ESCOBEDO›› DE RELATOS BREVES
LAS 7 VIRTUDES DE LA HUMANIDAD
LA HONESTIDAD TENÍA UN PRECIO
Siempre he sido una persona honesta: no sé mentir y ése es mi mayor defecto.
La semana pasada perdí mi trabajo. Lo supe desde el momento en que mi jefe vino a mi mesa con un formulario en su mano y esa hipócrita sonrisa, y me preguntó «Martínez, ¿qué cambiaría usted de la oficina?».
—Sólo a mi jefe —le contesté. Al acabar el día, en mi mesa me esperaba la carta de despido.
Tampoco mi familia llevó nunca bien mi enfermiza honestidad. A mis padres no los veo desde el día en que me invitaron a independizarme; una maleta en la puerta con mis cosas fue su cariñosa despedida.
Ya ves, el mundo no está preparado para la verdad; tampoco el mundo me importó demasiado.
Pero esta vez has sido tú. «Te quiero» me dijiste, y en aquellos segundos de silencio buscaste mi mirada suplicantemente: «Miénteme».
Ojalá pudiera.
Pablo Echeveste Guzmán. Ganador absoluto del concurso.
2016. IV CONCURSO ‹‹TONO ESCOBEDO›› DE RELATOS BREVES
LOS 7 COLORES DEL ARCOIRIS
TIMO
¿Qué clase de broma es esta? Me imagino al redactor de defotoLibros con una sonrisa burlona consumiendo su cigarrillo (de tabaco de liar, por supuesto) mientras incluye en la lista de colores del concurso el «cian». Y se queda más ancho que largo. No me quiero ni imaginar sus risas revisando las obras de los autores tan ingenuamente originales como ignorantes que estrujan sus cerebros para crear historias sobre un color inventando por los organizadores. ¿Hasta dónde llevarán su farsa? Igual son capaces hasta de anunciar a un ganador en esta categoría y en la entrega de premios recibirle con la música de inocente, inocente. O a lo mejor forma parte de un estudio sociológico para ver la falta de criterio de las personas que admiten cual borregos cualquier propuesta por muy absurda o descabellada que sea. El cian, ¡venga ya! Ni siquiera habéis sido originales en el nombre y os habéis limitado a cortar por la mitad la denominación de un conocido veneno, como el que se infiere de vuestra maquiavélica propuesta. Puestos a tomar el pelo yo lo habría llamado directamente «cianuro» y la bufonada sería completa.
Pues bien, habéis ganado. Participo en vuestro concurso y en la categoría trampa pero que sepáis que no me engañáis. A mí no. El cian no existe.
Alberto Guerrero Fernández. Ganador absoluto del concurso.
Luz, Sombra
Pasa una niña, corriendo. Con trenzas, corriendo. Una niña con trenzas corriendo. Corriendo seria. Piensa cosas de niñas.
Ráfaga, pasa un panfleto dando vueltas en el aire.
Pasa un viejo. El viejo piensa que le duele mucho la rodilla, pero no le duele tanto. Observa el cadáver de un pájaro, al calor del sol. Se marcha, antes de que el rayo le alcance.
Ladra un perro, que no pasa. Solo ladra, desde algún lugar. Es un perro grande; los perros pequeños no ladran de ese modo. Ni los medianos.
Se posa una mosca sobre el pájaro. No sé lo que piensa esa mosca. Se va.
El pájaro no piensa nada, porque está muerto. Tampoco hace nada, porque está muerto. Solo estar, muerto. Y estar muerto.
Y eso es lo que ocurrió frente al número 28 de la calle Clavelitos, el día 4 de enero de 1987, entre las 9.17 y las 9.18 de la mañana.
Roberto López Pérez. Accésit 1º de la categoría Amarillo
La búsqueda del tesoro
Fue en la universidad donde se despertó mi vocación de arqueólogo submarino. El profesor de Historia de las Civilizaciones Antiguas aseguraba que bajo las aguas azules del Mediterráneo se escondía un inmenso cementerio de naufragios olvidados, y que no encontraríamos una satisfacción mayor que el hallazgo de aquellos barcos hundidos con sus cargamentos intactos de un valor incalculable para la Arqueología. Me sedujo esa idea de descubrir riquezas desconocidas. Era como volver a vivir los cuentos más fascinantes que leía de pequeño.
Completé mis estudios con un curso de buceo, y el Departamento de Investigaciones Subacuáticas me contrató para cartografiar los fondos marinos de las costas. No era lo que había soñado, pero me dije que tendría tiempo de buscar tesoros más adelante, sin presentir que cuando te rindes la primera vez ya has aprendido a renunciar. El miedo a perder un empleo fijo y la exigencia de dar estabilidad a mi vida hicieron que postergase año a año aquella ilusión, que se fue diluyendo en nada, como todos los deseos infantiles.
Y hoy, cuando contemplo el mar con una melancolía de la que no logro desprenderme, me pregunto cómo serían los barcos que nunca me atreví a rescatar.
Rafa Heredero García. Accésit 2º de la categoría azul
Los colores del arcoíris
Científicos del Instituto Astrofísico han presentado un increíble estudio sobre los arcoíris del que se desprenden terroríficos descubrimientos. Al parecer, el primer manuscrito científico sobre el tema tiene miles de años de antigüedad y está firmado por la estudiosa griega Iris Trimegisto. El tratado que dejó como herencia se llama «Los ocho colores del arco» y lo llevó a cabo tras una vida completa de observación y recopilación de datos.
El problema es que tras el intenso trabajo de campo de los científicos del I.A. se ha documentado que actualmente el color rojo está completamente integrado en el naranja, de forma que prácticamente ha desaparecido. A eso hay que añadirle que, a pesar de los esfuerzos arqueológicos e históricos, no se pudo averiguar cuál era el octavo color del arcoíris.
Ahora, la preocupación de la sociedad científica se centra en el hecho evidente de que se están perdiendo los colores del arcoíris sin que las personas apenas tengan consciencia de ello. Por eso, «tal vez sea hora de preguntarse cuanta culpa puede tener el impacto de la humanidad en la naturaleza o qué esfuerzos tendremos que hacer para remediar que esto vaya a peor».
Pedro M. González Cánovas
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